viernes, 16 de enero de 2015

Im Dorfe, En el Pueblo, Winterreise de Franz Schubert.





























































































































Ladran los perros, rechinan las cadenas;

duermen los hombres en sus camas,

sueñan con lo mucho que no tienen,

hallan solaz en lo bueno y en lo malo.


Y mañana temprano se disipará todo,


pero ahora han disfrutado de su parte


y esperan encontrar lo que aún dejaron


de nuevo sobre sus almohadas.


¡Alejadme con vuestros ladridos, perros alertas,

no me dejéis reposar en las horas de sueño!

Para mí se acabaron todos los sueños:

¿por qué demorarme entre los durmientes?

Wilhelm Müller.

Serie "Winterreise" Dibujos a tinta china s/papel Zerkall 600gr, díptico de Inés González

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Inés.

Ésta es la composición que más me ha impactado de todos tus trabajos que conozco:
Amor y muerte.
Los contrarios, que a pesar de todo, estructuran este misterio que llamamos Vida.
Caricia y mordisco.
Las plumas simbolizan el espíritu hacia lo alto.
(siempre intentando elevarnos)
El abrazo es uno de los gestos más hermosos de las personas.

Solamente dos pinturas de perros me han conmocionado:
El perro solitario, del que sólo asoma la cabeza, en las pinturas negras de Goya. Ése me produce angustia.

Los dos perros de tu dibujo. Violencia en su estado más puro. Natural. Desgarradora. Implacable.
Los humanos podemos hacer lo mismo.
Aquí no dejas lugar a la esperanza.

Esta obra tuya es una maravilla.
Gracias por dejarme compartir tu Arte

Inés González dijo...

Estimado amigo: Antes que nada muchísimas gracias por tus palabras, tu interpretación y disfrute de esta obra.
Me alegra saber que este dibujo te ha calado, llegado hondo, serán los perros, será ese abrazo puro de estos niños que junto a las plumas, efectivamente evocan la elevación.
La vida misma, que es amor y muerte, sosiego y violencia.
Estos perros, son perros callejeros del viejo Sarajevo, allí, en esa ciudad cargada de misterios pueblan sus calles cientos de perros, una ley dictada después de la guerra, prohíbe su eliminación. Nadie los agrede ni los mata.
Curiosamente estos perros que he retratado no están luchando, los descubrí una mañana paseando por la ciudad, jugaban alegremente en la Plaza de la Fuente del viejo mercado bosnio. Se me entregaron sin pudor, y yo, pasmada pude retratarlos.
Ya ves, nada en los Balcanes, es lo que parece...
En el poema de Müller los perros ladran, en mi dibujo custodian de alguna manera el amor de esos Durmientes, como los bravos perros del palacio de Plutón.
Gracias otra vez.