viernes, 8 de marzo de 2024

Días de ocio en la Patagonia. Un homenaje a William H. Hudson. VI


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 

 


 

 

En todas las estaciones, verano, otoño, invierno y primavera, daba gusto oír el canto de los pájaros en la Patagonia. Cuando el ocioso que había en mí cobraba mayor presencia, acostumbraba a vagar entre los arbustos, lejos del río, especialmente durante los días calurosos de la primavera, donde se oían las voces de aves nómadas recién llegadas de los trópicos y adquirían vigor y belleza los cantos de las especies que habitaban aquí todo el año. Era un placer vagar durante horas, moviéndome cuidadosamente entre las plantas, deteniéndome a ratos para escuchar un nuevo canto o escondiéndome tendido, inmóvil entre la maleza, hasta que los pájaros se olvidaban de mi presencia o esta dejaba de molestarlos.  

William H. Hudson

 

La Patagonia que imagina Hudson es en cierto sentido trascendente  respecto a ese aspecto de antigüedad , "de desolación, de paz eterna, de un desierto que ha sido un desierto desde los tiempos más remotos y que continuará siéndolo siempre". El lugar que deja libre y abierta la mente "para recibir una impresión de la totalidad de la naturaleza" y que se transfigura en un territorio empírico en el que el trayecto es desde afuera hacia adentro. Lo exterior como pasaje al interior.

Pilar Rubio Remiro

 

Dibujos a tinta y grafito s/papel de Inés González Soria