jueves, 4 de septiembre de 2008

A la madrugada


YA
no hay más pasión que la indiferencia. Sé
que el destino se opone a la eternidad. No haya pues
destino ni eternidad.
Sin embargo,
alguien gime en la habitación. Aún
la desaparición no es perfecta.
No
cesa la ebriedad, no viene
la lucidez sin esperanza.
Del libro "Arden la pérdidas" de Antonio Gamoneda