viernes, 3 de abril de 2009

Capturando imágenes


Bernuy de Porreros, Segovia invierno de 1991
Foto de Juan Carlos Gargiulo

Repetición como afirmación y memoria


Cuando digo: amo la repetición, lloro por la imposibilidad de repetir. Me encantaría poder repetir todo el tiempo, repetir todo: lo que es afirmación. Es incluso el sentido nietzscheano de la afirmación: poder repetir lo que se ama, poder vivir de tal modo que se diga a cada instante: quisiera revivir esto eternamente. Yo, y en esto soy feliz, no tengo una experiencia negativa en este sentido; todo cuanto vivo, o quizás casi todo, una buena parte de lo que vivo, es de tal modo que sería capaz de desear que recomenzara eternamente. Es un deseo afirmativo en el sentido en el que Nietzsche definía el eterno retorno en su relación con el deseo: que esto retorne eternamente. Tengo el sentimiento de que hay pérdida cuando sé que esto no se repite y que la repetición que amo no es posible; y llamo a esto pérdida de memoria, la pérdida de repetición, no de la repetición en el sentido mecánico del término, sino de la resurrección, resucitación, regeneración. Escribo, entonces para guardar. Pero la guarda no es un archivación monótona y muerta. Se trata, en el fondo, de memorias infinitas, de memorias sin límite que no serían forzosamente una obra filosófica o literaria, simplemente una gran repetición.
J. Derrida