miércoles, 21 de octubre de 2009

Respiración





Manuscrito de una respiración


"Y la respiración que hondo espía
me trasluce y traspasa
no sé qué resplandor. Me está esperando
con taller y con lápida
desde el vértigo mismo de la hoja del pulmón
hasta la vena ciega
y me hiere y me ayuda
tierna en su fibra, bien cocida en limpio,
y me hilvana y me cose
con polen de la luz junto al encaje
del hilo blanco y duro del ahogo,
del suave del suspiro
mientras el cuerpo se va yendo a solas.
¿Es que voy a vivir después de tanta
revelación?

"La cama me remueve y me depura
con olor muy de marzo,
con mirada de lluvia entre los pliegues
de la sábana y un
roce de lana virgen.
La oscuridad del tórax, la cal de uva de labio,
la penumbra del hueso y la penumbra
de la saliva
la médula espinal mal sostenida
por sus alas que duelen
cuando comienza a clarear y llega
un temblor de inocencia.

"La pared medianera
me da como salud, fiebre por gracia,
un desvanecimiento, un nacimiento.
¿Y quién llama a través de ella, quién
me ha escogido, quién
me está pidiendo algo y no me entrega?
Y tú te me vas yendo,
vas y vienes y vas y estás como perdida,
como huida de nuevo
en el momento que no tiene tiempo,
y vives otra vida, a lo mejor la mía,
de un sueño en cacería que no cura
y ya no espera más, está esperando
el fruto.

"Aviva el vuelo cuando ya no hay viento
aunque te vayas y no vuelvas, aunque
me pidas y te dé. Ya estás sintiendo
cómo se mecen, cómo se cimbrean
suavemente los olmos, hoja a hoja,
en las riberas de la amanecida,
con la precocidad del sufrimiento;
estás sintiendo ahora
este aire de meseta, el que más sabe,
el de tu salvación que no se oye
porque tú eres su música.
Y estas sintiendo cómo
la mayor injusticia de la vida
es el dolor del cuerpo, el del espíritu
se templa con espíritu. Y me sanas,
y yo te doy las gracias por venir
tan delicada que casi te veo.
¿Y qué voy a saber si a lo mejor mañana
es la mañana?"

Claudio Rodriguez