sábado, 15 de febrero de 2014

Die Krähe, La Corneja, Winterreise de Franz Schubert, "Abrazando tus cenizas, abrazando una sombra"


















































































































































































































Una corneja ha venido conmigo
desde la ciudad;
hasta hoy ha volado sin cesar
en torno a mi cabeza

Corneja, extraña criatura,
¿no vas a dejarme?
¿Quieres atrapar aquí mi cadáver
cual presa sin tardanza?

Mi paseo y mi bastón
no me llevarán ya mucho más lejos.
Corneja, ¡déjame ver por fin
fidelidad hasta la tumba!

Wilhelm Müller


Hay un agujero en el océano,
donde se apagan los astros,
la noche sin sextante se guarda
en innominados mapas,
un águila luminosa gira insomne.

Estoy solo, un cuenco de cenizas bajo el brazo.


Manuel Vilariño 

Serie Winterreise, Dibujos a tinta china de Inés González

2 comentarios:

Inés González dijo...


15. Die Krähe
Eine Krähe war mit mir
Aus der Stadt gezogen,
Ist bis heute für und für
Um mein Haupt geflogen.
Krähe, wunderliches Tier,
Willst mich nicht verlassen?
Meinst wohl bald als Beute hier
Meinen Leib zu fassen?
Nun, es wird nicht weit mehr gehn
An dem Wanderstabe.
Krähe, laß mich endlich sehn,
Treue bis zum Grabe!



15. La corneja
Una corneja ha venido conmigo
desde la ciudad;
hasta hoy ha volado sin cesar
en torno a mi cabeza.
Corneja, extraña criatura,
¿no vas a dejarme?
¿Quieres atrapar aquí mi cadáver
cual presa sin tardanza?
Mi paseo y mi bastón
no me llevarán ya mucho más lejos.
Corneja, ¡déjame ver por fin
fidelidad hasta la tumba!

Winterreise (Viaje de invierno) es un ciclo de lieder compuesto por Franz Schubert, sobre poemas de Wilhelm Müller.







Inés González dijo...


Los poemas a los que Schubert pone música en este ciclo pertenecen a Wilhelm Müller. En ellos se narra el viaje interior, pero también exterior a través del invierno, de un hombre a quien la mujer que ama ha abandonado. Comienza con un monólogo, como lo serán todos los Lieder, en el que se despide de su amor no correspondido. A partir de ese momento comienza un trayecto de duración y longitud indeterminada en el que el caminante seguirá reflexionando, hablando consigo mismo, sin que en ningún momento hable con ninguna persona, salvo en el último poema, en el que se dirige a un organillero. Están presentes a lo largo de todos los Lieder dos constantes en la obra y la vida de Schubert: la soledad y la figura del caminante. Para Schubert la vida es un camino solitario, en ocasiones gozoso, pero más a menudo triste, melancólico y este ciclo es la más clara muestra de ello; un ejemplo de esta tristeza de la que hablo es que, de los veinticuatro Lieder, diecinueve están en tonalidades menores. El invierno, con sus fríos y solitarios, crudos paisajes, será el escenario de esta triste historia.

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