domingo, 8 de diciembre de 2013

Entre El Sopor y El Éxtasis IV





































































































Eres como la flor de los agonizantes
que es invisible mas su aroma entra
en la sombra nasal y es la delicia,
todo en la vida, durante algún tiempo.



Antonio Gamoneda   "Esta Luz"


De la serie "Tras la Huella de Karl Blossfeldt" Dibujos a tinta china s/ papel de Inés González

2 comentarios:

Carmen dijo...

Las dríadas son mis "hadas" favoritas. Las protectoras de los árboles. Podría pensarse que tienen algo de presas pues si se alejan demasiados metros de los árboles que protegen mueren. Yo quiero pensar y pienso que son "ataduras" elegidas, y por tanto dejan de serlo. Un modo de vida no impuesto. Un amor porque sí, porque es su razón de existir.

Releyendo algo de René Char encontré unas palabras para este dibujo tuyo...


...Cómo podría olvidarte nunca si no tengo necesidad de recordarte: eres el presente que se acumula. Nos uniremos sin tener que abordarnos, que prevernos, igual que dos adormideras forman en el amor una anémona gigante.
No entraré en tu corazón para limitar su memoria. No retendré tu boca para impedirle entreabirse al azul del aire y la sed de partir. Quiero ser para ti la libertad y el viento de la vida que atraviesa el umbral de siempre antes de que la noche se vuelva inencontrable.


Un abrazo

Inés González dijo...

Es extraordinario este texto de René Char, Carmen.
La expresión más sublime del amor libre de ataduras y moldes, muchas gracias por escogerlo para este dibujo.
Creo que las dríadas aman así a sus árboles, como bien dices un amor porque sí, venciendo a la inencontrable noche.
Te dejo unos versos de un poeta inmenso de tu tierra Álvarez Ortega

Yo poseo el verano como un fruto maduro,
el día es verdad, vivo, arrastro por la tierra
una sombra que se distancia del rumor
de las demás sombras.

Un abrazo fuerte