sábado, 30 de noviembre de 2013

Entre El Sopor y El Éxtasis III



































































































La vida no está vacía:
existen la ternura, la manzana y la fe.
¡Sí!
mientras las amapolas permanezcan hay que vivir.
En mi corazón albergo como un bosquecillo de luz,
como el sueño en la proximidad del alba.
Y estoy tan exaltado que quiero correr
hasta el fin de las llanuras, ir hasta la cima de la montaña.
En la lejanía se oye una voz, una voz que me llama.

Sohrab Sepehrí.
 
 
Serie "Tras la Huella de Karl Blossfeldt" Dibujos a tinta china de Inés González

4 comentarios:

Carmen dijo...


Algunas veces escuchas un poema en la lengua en la que fue, primero imaginado y después escrito. Y sientes que su fuerza traspasa la barrera del idioma. Más tarde lees la traducción y entiendes el por qué de esa fuerza.

Así me ocurrió con este poema de Rose Aüslander, que dejo aquí.

Creo que le va bien a esta comunión de sopor y éxtasis, de letargo y vida.

Magnífico el dibujo y magnífica la "trama".

Un beso



Aún estás aquí

Tira tu miedo
al aire


Pronto
se acaba tu tiempo
pronto crece
el cielo
debajo de la hierba
caen tus sueños
hacia ninguna parte

Aún huele el clavel
canta el zorzal
aún puedes amar
regalar palabras
aún estás aquí

Sé lo que eres
Da lo que tienes


Rose Ausländer

Inés González dijo...

Traducir poesía es dificilísimo más allá de la talla del traductor, siempre se pierde parte de esa fuerza y esa música en la que los versos fueron imaginados y construidos.
Por eso me gusta abandonarme al sonido del idioma original, sin llenarme de ansiedad por saber lo que se dice.
Escuchar a Sepehrí de la boca de un persa es uno de los placeres más intensos que experimenté en estos últimos años.
Libro en mano traducido es otra experiencia, una suma de placeres.
Gracias por tu enorme poema, un buen antídoto contra El Sopor, aunque no debemos olvidar que hay ciertos sopores deliciosos de acumulación de fuerzas.
Me alegra que te guste el dibujo, he disfrutado mucho con él, plumas, cuerpo humano y adormidera un verdadero viaje de estímulos.
Un abrazo muy fuerte

Anónimo dijo...


Al ver esa imagen y la que le precede dentro de este magnífico blog traje, en principio por azar, este no tan azaroso poema.

La intuición empírica del pájaro le lleva
a elegir el farol que un saledizo ampara
para ampararse él mismo del invierno.
Quisiera que mi intuición supiera
elegir, ver de qué modo
la noche pudiera quedar fuera
(víscera de cavernas magulladas,
náusea y frío o aquella pesadumbre
sin raíz). Quisiera señalar y
(llamando a la hermosura) decir:
ven; que el corazón fuera ligero
y mirara y al mirar dijera: te amo,
como un ángel de Giotto que bajara
hasta Joaquín. Te amo,
debió de sentir que le decía,
y que quería decir: puedes amar.


Y todos estábamos vivos

Olvido García Valdés
Tusquets, 2006

Inés González dijo...

Estimado/a anónimo/a :
Antes que nada mi profundo agradecimiento por su comentario, y por este poema inmenso de Olvido García Valdés, elegido al azar, que curiosamente, encaja como un guante a estas imágenes.
Sin lugar a dudas estos personajes están asidos amorosamente a estas gigantescas plantas, cual farol que abre puertas luminosas lejos del duro invierno.
Una forma de salvación?
Posiblemente.
La pulsión del deseo y el éxtasis siempre nos colma frente a la pesadumbre sin raíz.
Un cordial saludo.