martes, 13 de agosto de 2013

El Coloquio de los pájaros. Al Amor eterno















































































































Apágame los ojos: puedo verte;
ciérrame las orejas: puedo oírte,
y sin pies puedo andar haci ti,
y aun sin boca puedo invocarte.
Arráncame los brazos y te asiré
con el corazón como una mano,
detén mi corazón y latirá mi cerebro,
y si incendias mi cerebro
te llevaré en mi sangre.

"El libro de las horas"  Rainer María Rilke

Al Amor eterno de Emmet Gowin y Edith Morris

De la serie "Tras la Huella de Karl Blossfeldt" dibujos a tinta china de Inés González

5 comentarios:

Inés González dijo...

Hace unos días vi una magnífica exposición en la Fundación Mapfre de Madrid, una selección exquisita de la obra del fotógrafo Emmet Gowin.
Os la recomiendo porque es única y no tiene desperdicios.
Fascinada asistí a su proceso creativo, a sus textos cargados de poesía y belleza.
Su amor a lo largo del tiempo por su musa Edith Morris, su mujer, me conmovió hasta las lágrimas, será porque en el fondo todos anhelamos tener esa "comunión" en una relación afectiva.
En la última sala de la exposición Gowin escribe ésto sobre su serie "Mariposas nocturnas"

En la primavera del 2001 viajé con dos amigos biólogos a la selva cercana a la frontera entre Colombia y Panamá.Casi en el último momento, se me ocurrió llevar conmigo un calco, pequeño pero esmerado, de la silueta del rostro de Edith. Tal vez pudiera servirme para bloquear la luz ultravioleta, en caso de que intentara de nuevo capturar la línea de vuelo de una mariposa nocturna.Durante nuestra última noche de campamento, ya hacia la madrugada, me acordé de la silueta de Edith, y la puse a contraluz sobre la tela trampa para mariposas, que esa noche por vez primera estaba adornada con una colección de hojas de la selva.Aunque lo que sucedió esa noche en realidad no me extrañó, tampoco esperaba que su fuerza fuese tan intensa y enérgica. La sombra de Edith contenía, extraña pero plenamente, su presencia, y en el silencio de las cuatro de la mañana ella parecía estar realmente ahí, intensamente viva. Yo me encontraba en su presencia,y ella en la mía; ningún recuerdo de toda la vida que habíamos pasado juntos parecía borroso. Incluso en tu sombra hay- si se me permite tomar prestada la frase de Rilke-, el recuerdo de la sangre, la memoria de la sangre.

Este texto tan hondo de Gowin venía a dar sentido a esta obra, antes había abordado "Al Amor perdido", ahora "Al Amor eterno".
Arboles y pájaros retratan nuestras emociones...

JosepMª dijo...

El Amor perdido,
es mejor no volver a encontrarlo.
Porque ése que reencuentras
ya no es el que perdiste.
Ni tú.
(ni yo)

El Amor eterno.
no es para poseerlo,
estando viv@.
El Amor eterno
es para buscarlo
(toda la vida)

El trato que dispensamos
a la Naturaleza
nos define:
Si talamos los árboles,
si cazamos los pájaros
y los metemos en jaulas,
(o los disecamos)
sajamos nuestra propia Vida.
Secamos nuestro corazón.

Ya no te digo,
si alguien encuentra placer
en el sufrimiento
de seres vivos...



Carmen dijo...

Leyendo El agua y los sueños, de nuestro amado Bachelard he pensado en ti...que con tu tinta china, a modo de charco, eres como el hada de las aguas

"El hada de las aguas, guardiana del espejismo, tiene en su mano todos los pájaros del cielo.
Un charco contiene un universo.
Un instante de sueño contiene un alma entera."

Un abrazo (con alma)


Inés González dijo...

Preciosa la reflexión de Bachelar, Carmen, ese libro como todo lo que escribe este filósofo, deja pensando y con el alma henchida. Todos los símbolos son escogidos con honda reflexión, enlazando el psicoanálisis con la estética, y ese sello inconfundible de la filosofía de la ciencia y la imaginación poética.
Gracias por tu comparación con el Ada de las aguas, nadar en ellas me llena el universo de pájaros.
Un abrazo abarcador.

Inés González dijo...

Gracias por tus palabras querido Josep, me has dejado pensando...será que existe el Amor Eterno, o es solo una invención, un deseo supremo de esa perfección imaginada?
Si así fuera, el deseo como pulsión no perecería jamás, no?
Sigamos pues buscándolo, soñandolo, y en mi caso dibujándolo.
Un abrazo amoroso.