lunes, 23 de mayo de 2011

Impúdica belleza


















Hay un instante, cuando el sol enrojece


Hay un instante, cuando el sol enrojece los muros,
que descubre la huella última del amor.

El río lleva el aliento del bosque a otro clima. El aire límpido,
alcanza la cima del almiar.

Sólo el campo desierto -las ocas salvajes en sus nidos de agua-
conoce el sabor del verano.

Desde la colina, un árbol más, contemplo el fuego de la
tierra abrirse paso hacia nuestro muerto corazón.




Manuel Alvarez Ortega ( Córdoba 1923) Eremita de la belleza y poeta de poetas, pertenece a la denominada primera promoción de postguerra, en donde, por su brillantez metafórica y su riqueza imaginística, alcanza una de las cumbres más altas de la poesía española. Heredero de los románticos alemanes y los metafísicos ingleses, de los simbolistas y surrealistas franceses, su poesía nace del recogimiento interior, la expatriada soledad, el intento de profundizar en la experiencia humana y desentrañar el misterio de la existencia. Una poesía que, por su lenguaje, tan personal, y por sus hallazgos líricos, en lo más avanzado de la vanguardia, lo hace único en esa vertiente visionaria de la lírica de nuestro siglo.
(Ruiz Soriano: La síntesis del alma)

Río Amazonas, 2011.

3 comentarios:

Ventana indiscreta dijo...

Creo que en la belleza natural jamás hablaría de pudor. La belleza: su existir por arrebato.

Escoges muy bien los poemas, demasiado bien.

Almiares quedan pocos.

Besos.

jg riobò dijo...

Calma para momentos tensos.

mateosantamarta dijo...

Gracias por tu visita y comentario. Me alegra encontrarte en mis blogs.
Veo que has puesto esas magníficas fotos con un poema que no sé si está o no muy bien elegido,pero si que es muy adecuado. Besos y un abrazo.