domingo, 20 de febrero de 2011

A la cadena atada






















Cualquier piedra que levantes-
desnudas
a los que piden la salvaguardia de las piedras:
desnudos
renuevan el entramado desde hoy.

Cualquier árbol que abatas-
armas
el lecho en donde
las almas nuevamente se acumulan,
como si no temblase
a su vez este
eón.

Cualquier palabra que pronuncies-
das las gracias
a la corrupción


Paul Celan, poeta sin patria 1920-1970

Durante cincuenta años fue un superviviente. Superviviente del nazismo, superviviente de sus propias tormentas interiores, superviviente al naufragio de ver cómo su tierra cambiaba una y otra vez de manos, de fronteras, de un lugar asentado y con raíces profundas al que llamar patria.
Había nacido el 23 de noviembre de 1920, en la ciudad rumana de Czernowitz, en la Bucovina. Judío y de lengua alemana, Paul Celan, uno de los más altos poetas del siglo XX, sufrió en carne propia, hasta lo más profundo de su ser, lo que muchos de los mejores hombres de su tiempo: el terror estalinista y el terror nazi, que llevó a sus padres y a él mismo a los campos de exterminio. Sus padres se dejarían la vida en ellos, Celan, de nombre de pila Paul Antschel (Celan es el anagrama de Ancel, su apellido en rumano), se salvaría aun a costa de un terrible sentimiento de culpa, y fuertes trastornos depresivos que le acompañaron toda su vida.
Tras ser liberado, en 1944, trabajó como traductor y lector en Bucarest y Viena. No en vano, dominaba el ruso, el inglés, el francés, el italiano, el rumano, el portugués y el hebreo, lo que le posibilitó traducir a poetas como Rimbaud, Valery, Mandelstam, Michaux, Char y Pessoa. A partir de 1948 se instaló en París.
La obra de Celan, una de las más profundas, reveladoras y trascendentes del pasado siglo, la de un auténtico hechicero del lenguaje que en sus versos era arcilla con la que modelar los torturados destinos del alma humana, empezó a temprana edad. Esas primeras páginas son las que recoge «Paul Celan. Poemas y prosas de juventud» (Editorial Trotta, que ya publicara sus «Obras completas» y «Los poemas póstumos») con traducción de José Luis Reina Palazón.
Palabras clave
Siempre se ha tenido a Celan por un poeta difícil, oscuro incluso. Reina Palazón da las claves para acercarse a él. «Consideraba cada poema como algo tremendamente singular en sí. O sea, que cada poema presenta sus problemas. Pero para entendernos, habría que decir que en esta poesía de juventud lo más singular son las atrevidas imágenes, distintas e inesperadas en cada poema y lo inesperado de las mismas y la resonancia de sus palabras específicas. La reproducción de esa imaginería en su singularidad y sonoridad es lo más difícil».
Durante bastantes años, mantuvo relación con Heidegger, al que reprochaba más o menos veladamente que no se arrepintiera de su apoyo al nazismo. También tuvo algún trato con Theodor W. Adorno, aquel que dijera que era imposible escribir poesía después de Auschwitz. Celan la escribió, incluso tuvo que escribir en alemán, la lengua del opresor que había exterminado a su pueblo.
Su obra no es excesivamente conocida en España, a pesar de que como concluye José Luis Reina Palazón «Celan es el Hölderlin, el poeta esencial y trascendente, del siglo XXI, digo bien, no del XX, sino del XXI. Porque se adelantó a su porvenir».
Su vida terminó en el Sena, a cuyas aguas se arrojó desde el puente Mirabeau la noche del 19 al 20 de abril de 1970. Quedan sus doloridos versos. No hay rosas sin espinas.
Manuel de la Fuente.

Medina de Trípoli, noviembre de 2010

5 comentarios:

mateosantamarta dijo...

Impresionantes los versos de Paul Celan y lo que nos cuentas de su vida, obra y muerte.
Bonitas fotos: sobre todo las de las niñas -una con un gesto dudoso-
Besos y un abrazo.

Shandy dijo...

Querida Inés, las piedras de Celan cobran un significado trascendental como también lo cobra el título de tu entrada: "A la cadena atada". Sé del dolor que revuelve tus visceras, dolor por el pueblo Libio y dolor que reabre viejas heridas. Ojalá que el sufrimiento de los libios y los muertos no sean en vano.Cuarenta y dos años son muchos para mantener La Estaca:
Si estirem tots, ella caurà i molt de temps no pot durar.
Segur que tomba, tomba, tomba, ben corcada deu ser ja.
Si jo l'estiro fort per aquí i tu l'estires fort per allà,
segur que tomba, tomba, tomba, i ens podrem alliberar.

Y recogiendo los versos de Celan, "Cualquier árbol que abatas/ armas el lecho en donde/ las almas nuevamente se acumulan.

Un fuerte abrazo

miarte Mirtya Huizzi dijo...

Hermosa y dolorosa entrada...por las imágenes, el poema y todo lo que encierra Paul Celan.
Se remueven las piedras para ver lo que hay debajo de esas piedras...
Al final descubrimos que todo es una cadena y además atada...
Bss hasta pronto

El peletero dijo...

Debajo de cada piedra que levantamos hay una selva tan virgen como despiadada, una entrada al infierno y al reino de los muertos, el más populoso de los imperios, el más ancho, el de más cabida, el que nunca termina por llenarse.

Ese capitel de otro mundo, ¿es jónico?, aguanta la esquina de una casa sencilla de hoy, los bordes y los cantos están en las casas y en los papeles de tus grabados, siempre hay una frontera, en el espacio o en el tiempo. Libia está transitando por la suya, esperemos que estos payasos de uniformes militares y charreteras bananeras no maten más de lo que ya han matado y matarán para seguir llenando el saco que nunca se termina por llenar.

Saludos.

manolotel dijo...

Las fotos hablan por ti y por ellos y mi corazón se estremece porque intuye el dolor y la sangre de tanta gente inocente y el coraje de un pueblo que lucha por su libertad.

Por la pasividad, no sé si interesada o, debida a la burocracia diplomática de los europeos, da la impresión de que, desgraciadamente, este conflicto va a durar demasiado.

Un beso, querida amiga.