lunes, 3 de enero de 2011

Aún no vuelvo, no he vuelto.














Ser y no ser aquí se amalgamaron
en radiantes y hambrientas estructuras:
arde la vida y sale
a pasear un relámpago la muerte.
Yo sólo soy testigo
de la electricidad y la hermosura
que llenan el sosiego devorante.

Pablo Neruda
Plaza Verde, Trípoli Noviembre de 2010

2 comentarios:

El peletero dijo...

“Yo sólo soy testigo
de la electricidad y la hermosura
que llenan el sosiego devorante.”

Plazas verdes, relámpagos y muerte, Trípoli, “roca silícea fácilmente reducible a polvo, empleada para pulimentar vidrio, metales y piedras duras, y que, mezclada con la nitroglicerina, sirve para fabricar la dinamita” (RAE).

Saludos.

Tempero dijo...

En ese final del poema de Pablo Neruda me detengo: 'sosiego devorante'. Y me paro por la aparente contradicción.
Cuando uno no haya reposo se siente devorado (y desafortunado si lo sientes así, porque servirá para sufrir) en el sentido de castigo, en el sentido de no almacenar nada de lo visto, oído.
Pero, ¡ay! de quien haya reposo sosiego, inquietud latente: pasa el tiempo y capas de uno se van despegando de lo percibido: un devorar apetecible en uno.

Inés, gracias por devorarnos con Libia.