jueves, 4 de septiembre de 2008

A la madrugada


YA
no hay más pasión que la indiferencia. Sé
que el destino se opone a la eternidad. No haya pues
destino ni eternidad.
Sin embargo,
alguien gime en la habitación. Aún
la desaparición no es perfecta.
No
cesa la ebriedad, no viene
la lucidez sin esperanza.
Del libro "Arden la pérdidas" de Antonio Gamoneda

1 comentario:

Tempero dijo...

Si tú la luz te la has llevado toda,
¿cómo voy a esperar nada del alba?
Y, sin embargo -esto es un don-,mi boca
espera, y mi alma espera, y tú me esperas,
ebria persecución, claridad sóla
mortal como el abrazo de las hoces,
pero abrazo hasta el fin que nunca afloja.
Claudio Rodríguez

Destino, eternidad, esperanza: las camas tienen un sueño inquieto, umbilical.Como destino una esperanza: el abrazo eterno.