domingo, 13 de abril de 2008

Sombra de la amapola

Antes de que la luz llegue a su ansia
muy de mañana,
de que el pétalo se haga
voz de niñez,
vivo tu sombra alzada y sorprendida
de humildad, nunca oscura,
con sal y azúcar,
con su trino hacia el cielo,
herida y conmovida a ras de tierra.

Junto a la hierbabuena,
este pequeño nido
que está temblando, que está acariciando
el campo, dentro casi
del surco,
amapola sin humo,
tú, con tu sombra, sin desesperanza,
estás acompañando mi olvido sin semilla.
Te estoy acompañando.
No estás sola.

Claudio Rodríguez

1 comentario:

Tempero dijo...

Busqué este poema en google para no tener que copiarlo de mi libro. Ya sé que es cortito. Pero lo grato es encontrarse alguien que se acuerde de mi gran poeta Claudo Rodríguez. Te invito a mi blog y seguire el tuyo que, como casi siempre, aparecen por azar.