Dafne. El infinito deseo, es una serie de veinte dibujos realizados en aproximadamente diez meses. En el verano del año pasado (2024) llegaron a mis manos unas fotografías cargadas de misterio y belleza, una muchacha con larga cabellera reposaba con gesto de abandono y gran sensualidad sobre una cama. Ni bien las vi mi imaginación se disparó "algo tengo que hacer con estas fotografías", me dije. Dos personajes femeninos afloraron a mi mente: Dafne y Berenice, me decanté por Dafne, una Dafne que se aleja del mito donde el personaje huye del deseo de Apolo y para ponerse a salvo se convierte en un laurel. Una Dafne deseante, sensual y misteriosa acompañada por los versos de Clara Janés, Rosario Castellanos, Forugh Farrojzad y el Soneto XIII de Garcilaso de la Vega dan vida a esta intensa serie.
Los dibujos fueron realizados con tintas, acuarelas, grafitos, pasteles, acrílicos, rotring blanco y negros, collage s/papel Daler Rowney 300gr
La imagen
A besos te destruiré como aquella Virgen. Carbonizada tu plata ennegrecerá. A besos someteré tu cuello con el lazo comburente de mis trenzas. Con los labios al rojo estamparé mi imagen en tu pecho a besos hasta agotar la superficie, y mi flamígero deseo la incrustará más hondo en la cripta de tus entrañas para la oscura espera. Y a besos, con férvido fervor, levantaré tu poderío y lo escoltaré con las dos columnas crisoelefantinas de mi cuerpo hasta que salte de tu cetro la llama y todo prenda y arda y seamos ceniza, polvo y nada tras el total derrumbamiento.
Clara Janés. Kamasutra para dormir a un espectro
3 comentarios:
Potentes y bellos dibujos sobre esta Dafne deseante.
Una serie muy inspirada y muy trabajada, que también inspira a algún escribiente perdido por ahí.
Estimados comentaristas: En primer lugar, muchas gracias por vuestros comentarios. En esta serie hay un despliegue intencionado de recursos, el personaje tan sensual y misterioso también inefable, lo pedía.
Vengo del mundo de la pintura, el dibujo y el grabado, de alguna manera todo está ahí, en cada obra. La construcción de la imagen con trazos y capas se la debo al grabado, veinte años de dedicación te imprimen otra manera de pensar.
Y así fueron construidas las obras, como si de una plancha de cinc o madera se tratara, donde la destreza y la experiencia no admiten el error.
La historia de cómo llegué a Dafne es muy curiosa, en el verano del año pasado escuchando conferencias sobre Las Metamorfosis de Ovidio, llegaron a mis manos unas preciosas fotografías. La misteriosa muchacha me llevó directamente a Dafne, esa Dafne joven y hermosa que con tanta brillantez inmortalizó Bernini en su tremenda escultura.
Pero el mito que tiene a lo largo de la historia numerosas lecturas, entre ellas la de un acoso sexual, condenando a la ninfa a una esclavitud eterna al convertirse en un laurel como forma de librarse del deseo de Apolo, me provocó para darle a mi personaje un giro. Dafne en mi versión no huye, ni tampoco se convierte en un laurel, es una mujer deseante, con el amor y el deseo como estandartes para vencer una condena impuesta. Porque las dríadas en definitiva están presas asidas eternamente a la tierra.
Las obras con la mujer asiática fueron sacadas del clásico japonés "La mujer de la arena", en esa película hay una escena de amor muy larga y extraordinaria, el personaje femenino y masculino también están cautivos, el deseo los libera de esa angustiante realidad.
Deseo, libertad de los cuerpos, entrega, amor, goce, conforman el antídoto frente a una realidad desasosegante.
Un gran saludo!
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