jueves, 26 de febrero de 2009

Viaje


El desplazamiento de las actividades creadoras es uno de los más extraños viajes al interior de sí que pueda hacerse.
Extraña descongestión, adormecimiento de una parte de la cabeza, la habladora, la escribiente (parte, no, sistema de conexión más bien) Uno cambia de apartadero cuando se pone a pintar.
La fábrica de palabras (palabras-pensamiento, palabras-imagen, palabras-emoción, palabras motricidad) desaparece, se anega vertiginosamente y tan simplemente. Deja de estar. El brote se detiene. Noche. Muerte local. No más ganas, no más apetito parlante. La parte de la cabeza que en ello se hallaba más interesada se enfría. Es una experiencia sorprendente.
Extraña emoción, también cuando recobramos el mundo por otra ventana. Como un niño, hay que aprender a andar. No sabemos nada.
Nuevas dificultades. Nuevas tentaciones.
Todo arte conlleva su propia tentación y sus regalos.
Tan sólo hace falta dejar venir, dejar hacer.
Del libro "Escritos sobre Pintura" de Henri Michaux