domingo, 17 de mayo de 2009
Memorias xilográficas
Con los primeros fríos del 2008 empecé mis andaduras e investigaciones en la técnica de la xilografía (De xilo-´madera´y grafía ´escritura´). Arte de grabar en la madera: la xilografía se ha empleado en China desde el siglo VI, pero sus orígenes en Europa datan del siglo XII. La xilografía es la técnica más antigua de grabado, aparecida a finales del siglo XIV y desarrollada a principios del siglo XV en los Países Bajos, Alemania y Francia; esta técnica estuvo ligada desde sus inicios (y hasta la aparición de la fotografía) al libro ilustrado. La xilografía primitiva fue un medio popular de producción masiva de imágenes y alcanzó sus máximas cotas artísticas con Durero. Más tarde, a partir del XVI, se convirtió en una mera técnica de grabado de reproducción hasta ser recuperada, a finales del XIX, como método de grabado de artista.
Hacía años que mi actividad en el grabado estaba centrada en el metal, en los ácidos, los barnices, las aguafuertes, las aguatintas y todo lo que constituye el fascinante mundo de la calcografía.
La calcografía me había servido como modo de expresión para llevar a cabo el universo de los vegetales, concretamente el de las raíces (uno siempre vuelve una y otra vez sobre las propias obsesiones)
En los metales aparecieron las primeras imágenes de árboles, mejor dicho fragmentos de árboles, el metal con su técnica de la "transferencia" me permitió manipular cortezas, volúmenes y contrastes.
Pero estos árboles troceados me pedían a gritos un soporte diferente, quizás como una forma de volver al origen o simplemente por la necesidad de experimentar nuevos derroteros.
La madera se adaptaba como un guante, no sólo por el tipo de huella, señal o rastro, sino por la impresión profunda y duradera que brindan sus registros.
El gozo de trabajarla, lijarla, desvastarla, mimarla, sumado a la paciencia infinita que exige es incomparable.Hay un contacto total con el material, con su olor, rugosidad y hasta con el polvo y las virutas que produce.
Estas andaduras me abrieron nuevos caminos e inquietudes, la búsqueda de imágenes me llevó a contactar con personas que generosamente cedieron su material, verdaderos tesoros, y digo tesoros porque van más allá del concepto estético o la calidad de la fotografía, guardan un significado de peso para quienes los registraron.
Manuel "Tempero", Sofía Columela, Juan Carlos Gargiulo son parte de esos nombres que colaboraron generosamente para que desarrollara esta experiencia. Manuel con sus "Contorsionismos" sus "Morrudas", Sofía con sus "Viñas abrasadas por el invierno" Juan Carlos con sus hiedras trepadoras.
Compartir este proyecto fue y está siendo un gozo abarcador, forman parte de esta necesidad de recuperar la Memoria, esta Memoria personal y este viejo deseo de llevar a mi territorio expresivo a esos dolorosos "Bosques de la Memoria" que habitan allá en mi lejana Argentina.
Inés González
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