sábado, 31 de agosto de 2013
El Coloquio de los Pájaros. La muerte del poeta
La muerte del poeta
Yacía. En su rostro alzado sobre el alto almohadón
había palidez y rechazo
desde que el mundo y aquel saber de él,
arrebatado a sus sentidos,
cayó de nuevo al año indiferente.
Los que lo veían vivir no sabían
que todo aquello y él era lo mismo;
y es que aquello: aquellos valles y praderas
y aquellas aguas eran su cara.
Oh sí, su cara era todo aquel espacio,
que ahora aún acude a él y lo reclama;
y su máscara, que expira angustiada,
es mórbida y abierta como el interior
de un fruto que se pudre al aire.
Rainer Maria Rilke
De la serie "Tras la Huella de Karl Blossfeldt" Dibujos a tinta china de Inés González
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4 comentarios:
Querida Inés, el cuervo -lo estoy descubriendo- es una de mis aves preferidas, quizá uno de mis animales preferidos. A pesar de su modesta figura no pierde el orgullo; y es un pájaro listo, ya lo creo. Usted lo dibuja con todo el magnífico esplendor de su porte, capta y plasma a la perfección esas poses que sólo él adopta. Es usted una artista fuera de lo común, excepcional, no me cansaré de repetírselo. Por otro lado, también Rilke es uno de mis poetas predilectos -¿le molestaría a Rilke compartir párrafo con un humilde cuervo..?, no lo creo-. El poema que ha escogido en esta ocasión es muy bello: un poeta que muere...
Tiene toda mi gratitud por derramar sobre este mundo tanta belleza, que tanta falta le hace. Y mi admiración.
Un fuerte abrazo
Querido Carlos: qué alegría tenerlo por aquí, y con este comentario tan alentador y estimulante.
Saber que puedo compartir con Uds toda esta andadura y que "derrama" belleza y gozo, es uno de los impulsos más grande que tengo para seguir, fuera ya de todo narcisismo de si está realizado con maestría o no.
El cuervo, este cuervo en particular lo descubrí, o nos descubrimos los dos en París una tarde soleada de este pasado mes de junio. Era viejo, seguramente de este invierno no pasa, pero conservaba todo su esplendor, su porte, su gallardía. Lo tuve a menos de tres metros, y él se dejó mirar, observar y fotografiar, se entregó confiado sin medir las distancias. El mérito de las poses es suyo, no mío, que cargado de elegancia me hizo múltiples demostraciones con las plumas.
En esta obra en particular lo vemos inflandolas, sacando pecho, y haciendo muecas con los ojos y el pico. Me fascinó!
Luego se fue, caminando lento, cansado, regalándome su espalda corva, casi rengueando, para perderse con dos aletazos en la vegetación.
Y Rilke? cómo no iba a estar Rilke en este poeta muerto que se quiebra como un árbol de la Sabana pero se libera en una pluma?
Yo también pienso que Rilke, como Blossfeldt no reprobarían mi osadía.
Un abrazo Muy fuerte desde el agradecimiento.
Morir.
Dormir.
Pero sin soñar.
A pesar de los poetas.
¿La muerte es,
realmente,
un traspaso?
¿Una puerta?
Tengo una amiga,
cargada de argumentos,
para quien la muerte es el final
de todo.
Y tengo un amigo,
también con sus argumentos,
que cree en la muerte
como un renacimiento
personal
(para tod@s)
Y yo voy
de amiga a amigo
y no me aclaro.
Rilke será un genio
de la literatura
alemana.
Pero es dolor.
Y además fue secretario de Rodin.
Y yo,
a quien quiero
es a Camile.
Esos dibujos de plumas
me encandilan.
Y,
la verdad,
es que tienes un don especial
para escoger los poemas,
cada entrada.
Un abrazo.
Querido Josep: Morir, Dormir, o morir durmiendo, o dormir muriendo, con sueños o ensueños... Hay una sola certeza en esta vida: vamos a morir, el resto ya pueden vaticinar los expertos o brujos o prestidigitadores, es todo incierto, confuso, y si nos ponemos negros, sombrío y turbio, no?
La cuestión no es morir, salvo que se ame la eternidad, cosa que no es mi caso, la cuestión es cómo.
Fin, puertas, traspaso, no lo sé, tampoco me importa demasiado.
Hay un viejo rock que me gusta mucho que dice "morir es una sensación, vivir, vivir es mucho más real".
Pero yo no soy buen referente para estos temas, no soy una arraigada empedernida de la vida, salvo por el Arte sí me gustaría vivir eternamente, en ese estado de contemplación, concentración y gozo. Como esas plumas encandiladas que encandilan, así, en esa levedad.
Un abrazo muy fuerte.
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