La muerte del poeta
Yacía. En su rostro alzado sobre el alto almohadón
había palidez y rechazo
desde que el mundo y aquel saber de él,
arrebatado a sus sentidos,
cayó de nuevo al año indiferente.
Los que lo veían vivir no sabían
que todo aquello y él era lo mismo,
y es que aquello: aquellos valles y praderas
y aquellas aguas eran su cara.
Oh sí, su cara era todo aquel espacio,
que ahora aún acude a él y lo reclama;
y su máscara, que expira angustiada,
es mórbida y abierta como el interior
de un fruto que se pudre al aire.
Nuevos poemas Rainer María Rilke
2 comentarios:
"Oh sí, su cara era todo aquel espacio,
que ahora aún acude a él y lo reclama"
Esto es ya morirse todos los días un poquito. Me encantó.
saludos!
Inés, ampliando la imagen es como se aprecia la expresión y los detalles de ese "Hombre cavilando". Me gusta.
Podría ser también una escultura muy bella.
(Inés, llegará ese correo que ya tenía que haber escrito).
Un beso
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