El viaje
No hay viaje sin naufragio
ni horizonte sereno,
recuerda estas verdades cuando se alcen las olas,
cuando tu triste cuerpo tendido en el camino
añore la grandeza de batallas pasadas,
las fauces codiciosas que buscan tu carne,
el hierro decidido que hundiste en el costado
porque no hay muerte ilustre
si no la necesaria
y nunca nos es dado elegir el paraje.
Eres la espiga seca que ha dispersado el viento,
el náufrago azotado que se aferra al madero
y no ha de serte extraño si la isla que sueñas
se aleja eternamente entre rugientes olas.
¿Qué esperabas acaso desafiar los mares,
al enfrentar los monstruos que aguardan el camino?
Solo la lucha es cierta,
jamás nuestra esperanza
y solo ha de salvarte
la fe del desterrado,
del hombre que navega
con temores,
con ansias,
sometido a los riesgos del mar
y del abismo.
Del Libro "El hacha de piedra" de Samuel Serrano
1 comentario:
FRENTE AL MAR.
Transparente quietud. Frente a la tierra
rojiza, desecada hasta la entraña,
con aridez que es ya calcinación,
se abre el Mediterraneo. Hay pino bajo,
sabinas, pitas, y crece el tomillo
y el fiel romero, tan austeramente
que apenas huelen sino a salitre.
Quema la tramontana.Cae la tarde.
Verdad de sumisión, de entrega, de
destronamientos, desmoronamientos
frente al mar azul puro que en la orilla
se hace verde esmeralda. Vieja y nueva
erosión. Placas, láminas, cornisas,
acantilados y escolleras, ágil
bisel, estria, lucidez de roca
de milenaria permanencia. Aquí
la verdad de la piedra, nunca muda
sino en interna reverberación,
en estremecimiento de cosecha
perenne, dado su seguro oficio,
su segura ternura sobria junto
al mar, que es demasiada criatura,
demasiada hermosura para el hombre.
Antiguo mar latino que hoy no canta,
dice apenas, susurra, prisionero
de su implacable poderio, con
pulsación de sofoco, sin oleaje,
casi en silencio de clarividencia
mientras el cielo se oscurece y llega,
maciza y seca, la ultima ocasión
para amar. Entre piedras y entre espumas,
¿ qué es rendición y qué es supremacía ?
¿ Qué nos serena, qué nos atormenta:
el mar terso o la tierra desolada ?
Claudio Rodríguez
Hay veces que la muerte es gratuita, innecesaria. Te eligen el paraje. Entonces ya no hay mar, ni tierra, ni preguntas que contestar. No hay nada. Entonces te conviertes en un glóbulo rojo sin oxígeno.
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